Las estatuas

Las estatuas

Hoy nuestra profesora Raquel quiere compartir con vosotros una actividad que nos gusta mucho en Tía Tula, por ser versátil, divertida y activa. La llamamos “las estatuas” y con ella podemos practicar con nuestros alumnos la gramática del imperativo y el léxico de las partes del cuerpo de una manera muy dinámica y entretenida.  

¿Y en qué consiste? Muy fácil: en imitar corporalmente esculturas artísticas sin verlas, solo siguiendo las instrucciones que nuestros compañeros nos dan. Indicaciones del tipo, “siéntate”, “sube ambos brazos”, “separa más las piernas”, “no gires tanto la cabeza”…

Para mantener el factor sorpresa, es  muy importante que la persona que va a hacer de “estatua” no vea la imagen, y así sus compañeros puedan “moldear” sus movimientos sin que se imagine cual será el resultado. También debemos recordar a los “escultores” que van a dar las indicaciones, que -aunque es fácil hacerlo sin querer y de manera instintiva- no pueden  mostrar el movimiento con su propio cuerpo, ¡eso es trampa!

Podemos crear  esculturas individuales (un solo alumno forma la estatua)  o esculturas grupales (dos o más alumnos). Las esculturas grupales en la que varios alumnos tienen que interactuar entre ellos son especialmente divertidas, pero poco recomendables en este momento en el que debemos mantener la distancia social debido al coronavirus.

Si el profesor lo considera conveniente, antes de realizar la dinámica puede repasar el vocabulario del cuerpo, así como la formación del imperativo, recordando a los alumnos las formas afirmativas, negativas e irregulares. Si estamos en un nivel alto (de B1 en adelante), y está gramática y léxico ya están requetesabidas, podemos aprovechar al finalizar la actividad para afinar vocabulario más complicado del cuerpo, enseñando palabras como: tobillo, muñeca, pelvis, talón, ombligo, cejas, barbilla, mejilla, pestañas…. Seguro que a lo largo de la dinámica también surge léxico nuevo que después podemos recopilar;  expresiones que posiblemente no hayan usado antes, como: “ponerse recto”, “sacar pecho”, “encorvar la espalda”, “flexionar la rodilla”, “estirar los brazos”, “cruzar las piernas”, “ponerse de rodillas”, “ponerse de puntillas”… Y es que, como veis, esta actividad puede adaptarse para realizarla de manera sencilla en niveles bajos, o sacarla el máximo provecho en niveles altos.

Para elegir las esculturas a imitar, una opción es que el profesor las seleccione antes de la clase, y otra es dejar que sean los alumnos quienes las elijan. Esta última forma de hacerlo suele ser más divertida, sobre todo si los alumnos ya se conocen entre sí, porque pueden “personalizar” la elección y buscar una escultura que al imitador le resulte conocida por ser de su país, porque esté relacionada con algo característico del compañero/a, o por cualquier otra razón.  De esta última manera lo hicimos la semana pasada en una de nuestras clases con un grupo de alumnos geniales, y como veréis al final del artículo, el resultado fue estupendo. Ojo, las esculturas no tienen por qué tener forma humana… Sin duda serán más difíciles de imitar, pero más divertidas de explicar y realizar 😉

Si la estatua en cuestión precisa algún tipo de atrezo, ¡echadle imaginación! El cd del libro puede hacer la función de disco para el famoso Discóbolo de Mirón, o el estuche de un compañero puede ser la antorcha de la Estatua de la Libertad.

Si tenemos alumnos interesados en el arte y las estatuas imitadas son conocidas, podemos hacer un pequeño concurso en el que tienen intentar adivinar qué estatuas han imitado. Otra opción para ampliar la dinámica y que el tema dé más de sí, es pedir a nuestros alumnos que busquen algo de información sobre la estatua que han realizado (artista, fecha, lugar, significado, que les inspira…) y lo cuenten al resto de la clase. Puede ser una buena tarea para mandar de deberes. Si las estatuas las ha elegido el profesor, puede traer preparada información interesante sobre ellas.

Finalmente, como dicen que una imagen vale más que mil palabras, os dejamos con las cuatro esculturas que con mucho arte, un puñado de vocabulario y una pizca de gramática, realizamos la semana pasada con Charlie, Samuel, Nathalie y Mónica.

Mónica, nuestra dicharachera alumna española-brasileña, captó rápidamente que estaba dando cuerpo al Cristo Redentor de Río de Janeiro.

Para Nathalie, que es una gran bailarina, elegimos esta elegante escultura  llamada Ballerina de la artista Elena Yanson-Manizer.

Samuel, estuche de vaca en mano a falta de espada, imitó con poderío la impresionante (y enorme) estatua de La Madre Patria de Rusia.

Por último, Charlie posó a la perfección para recrear la nostalgia y serenidad de la famosa Sirenita de Copenhague.

Esperamos que os haya gustado, ¡y nos leemos en el próximo artículo!