Bocata

La palabra «bocata» y su historia

¿Cuál es el origen de la palabra «bocata«?

«Bocata” figura en el diccionario de la Real Academia de la Lengua desde el año 1983 y afirma que es una forma coloquial de denominar al bocadillo: la palabra se acorta y se le añade el sufijo –ata, que es propio del lenguaje juvenil.  La palabra no proviene del italiano como algunos pudieran pensar,  por lo que no hay que escribirla con dos letras “t” sino solo con una.

Hay quienes aseguran que el bocadillo empezó como tapa. Y que fue en la época de del rey Alfonso X el Sabio. Según aseguran,  fue él quien dio origen a los llamados canapés o bocadillos ya que fue éste el que dispuso que en los mesones castellanos no se sirviese vino si no era acompañado de algo de comida evitando que el vino subiese rápidamente a la cabeza. Pero esto no está muy contrastado, la verdad.

Después están los que dicen que el genio fue el Conde de Sándwich, un tal John MontaguA este hombre  se le atribuye el invento del sándwich. Se cuenta que durante las negociaciones de la Paz de Aquisgrán su pasión por los juegos de naipes lo habría llevado a descuidar las comidas. Preocupados por ello, sus criados se las ingeniaron para prepararle alimentos que pudiera comer sin dejar de jugar a las cartas. Así pues, el conde se acostumbró a utilizar dos rebanadas de pan para evitar mancharse los dedos con el fiambre y las carnes frías que le servían para comer, lo que le permitía satisfacer su apetito sin dejar de jugar como un verdadero caballero británico. 

Y, por último, están quienes aseguran que la palabra fue inventada por el inimitable Antonio Fraguas, Forges.

El fino sentido del humor de Forges, fallecido el 22 de febrero de 2018, se plasmó en innumerables viñetas y personajes. El pan y los bocatas fueron protagonistas de muchas de ellas. Para el humorista gráfico, el bocata era un manjar tanto para ricos como para pobres y era el sueño de los náufragos de su peculiar isla.

Forges también fue autor de otras palabras como gensantastupendo, muslamen o incrédibol que puso sin piedad en boca de Mariano y Concha, así como de todos sus personajes (los blasillos, los oficinistas enfadados, las viejas o los náufragos entre otros). Este vocabulario forgiano ha dado lugar a sesudas tesis doctorales en universidades como la Complutense de Madrid o la Autónoma de Barcelona.

Fuentes:
https://pansgranier.com
https://www.torredenunez.com